Y respirando naceremos, nacemos. Y en el silencio de toda aurora, esa que no se ve, pero existe, encontramos sensaciones, a conocer, que nos atienden, desequilibran, o, avisan, para ganar en fortuna, la fortuna de estar bien, atendiendo, y así, conocemos, nos conocemos, nos aventuramos, a la aventura, de nacer, de renacer etapa tras etapa, qué lo requiere, son avisos, de la desventura, sin embargo, no atendemos, en su momento, la historia, las sensaciones, lo que sentimos, nos obligan, si estamos conscientes, no siempre se está, ya que ello nos abate, nos obliga a emerger-nos en nosotros mismos, desconocemos, tal sentimiento, tal situación, hasta que se pasa, y así, prevalece, emerge, querer vivir, volver a vivir, con sensaciones gratas, esas, que nos llenan, y, así, existimos, en una existencia innata, que nos llama, que nos llena, de qué. Es, una experiencia a interceder, a prevalecer, lo contrario, y, entonces, buscamos. Vida tras vida, nos llama, la