Un momento de análisis.
En el cuál, "ausculto" el momento interno, la ocasión de la circunstancia, el suceso en nuestras vidas, y observas, que más qué conocimientos son experiencias, pues estas son las que donan el aprendizaje, que no es único ni intransferible, pues depende del instante y el complemento que lo origina, siempre hay algo diferente y en esta diferencia el obrar también lo ha de ser, y observas.
Siempre observas, con análisis espontaneo cuándo se ha de dar qué la vida no es intercambiable, que el conocimiento tampoco lo es, porque hay inyectores de la circunstancia o el suceso y ahí la ambivalencia y entonces... el profundo caos, o el auto control exhausto fino y ligero que nos lleva a sentir en serenidad y obrar en serenidad, parece incluso que la dureza objetiva y lograda se ve así, dureza, sin embargo, dentro de esa superación del trance que supone vivir, de diversos trances, la obtienes, siendo sin duda alguna la victoria obtenida que aún parece eso, se es capaz de fluir, dejarse fluir internamente, el Alma así vive exenta de malestares y daños, y sí algo la perturba, si el sentimiento divino que surge por sentir amor desde uno, Ella buscara una válvula de escape para esa perturbación, seguirá fluyendo en libertad y dejara fluir tal malestar, buscara la forma sana, fluida, para qué así sea, y Una se sigue entendiendo, y entiende al otro, pero sobre todo, se entiende. No hay mal, y por ello, victoria.
Aprendizaje.
Y entonces... las lagrimas fluyen solas. Sin emotividad, sin bloqueo, sólo fluyen ante el suceso que vives y quiere originar en ti. Fluyen, liberan, sueltan. No sé ancla la emoción dañina.
Y entonces... las lagrimas fluyen solas. Sin emotividad, sin bloqueo, sólo fluyen ante el suceso que vives y quiere originar en ti. Fluyen, liberan, sueltan. No sé ancla la emoción dañina.
Por Montse Cobas.
Buenos días, ejerciéndolo para qué así sea desde dentro de nosotros, sintiendo, sintiéndolo.
Y viendo cómo fluye, sale..
Y viendo cómo fluye, sale..
Namasté.
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