Hoy,
en un momento entre la distancia,
recordar un amor en el tiempo,
diría qué el único tal cómo sentí, incrustado,
sensorial-mente muy en el fondo del corazón,
mitigado en el espacio transcurrido entre el ayer y el hoy,
descubriendo, que se puede pasar de ser lo mejor en mi vida,
a ser un autentico suplicio sí yo dejara ambivaler el sentimiento,
que susurra entre hecho, suceso y suceso,
desconociendo tanto conociendo solo el sentimiento,
y poco más.
Y es qué es tanto que damos por supuesto, sin saber,
idealizando una situación, una persona,
qué cuándo nos encontramos con la parte real,
después de tanta espera, ya denegada hace mucho.
No lo asimilamos, no lo creemos.
Y es qué en la espera, está el desespero,
en el olvido el derroche ...y la lucha por hacerlo,
ante tal padecimiento... por tan solo recuperarnos, volver a vivir...
Qué volver a recordar lo que se olvido, sino totalmente,
parcialmente, es cómo volver a recuperar un corazón en el fondo del mar,
qué sólo puede ser posible al estar anclado a otro corazón,
soltar y liberar, ante la negación, ante el desahucio de lo vivido,
un suplicio inexistente entre tanto y tanto, ya.
Una lucha de superación personal, entre hecho y hecho,
entre desconocimiento y desconocimiento.
Aparecer, es, cómo no ver, entre tanto, tanto.
Y el sentimiento resurge, se halla, viendo la realidad,
el amor no es asunto de cuerpos, ni tan siquiera de formas sino que es mucho más.
Se puede hablar mucho, se puede decir tanto, pero la verdad,
nuestra verdad, está dentro de nosotros, y al final surge...
Mientras tanto...
La vida sigue, sigue, y sigue...
Montse Cobas.
Aún te sigo amando, pero por las circunstancias, te he de dejar ir.
Poco a poco, sutilmente, pero el amor se hallara, pues a quedado demostrado.
La vida nos lo ha demostrado.
Gracias eternamente.
La realidad.. es otra.
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