Cada rendija de sol, que pase por tu ventana,
es un halo de vitalidad en tu lugar.
Cada sonrisa que esboces,
es una caricia interior que te procuras.
Cada beso con sentimiento,
un té quiero y me quiero.
Cada mirada cómplice,
un estamos juntos en la eternidad.
Cada forma de respeto, y no falta hacia ti,
es perpetuo hacia mi , hacia mi propia existencia.
Cada silencio en armonía,
es tu estancia en la vida más intrínseca, unicidad con la materia.
Cada deseo materializado,
es un premio a tu memoria profunda.
Cada verdad,
es un regocijo a tu libertad más interna.
Cada miedo vencido,
es tu voluntad, ganada.
Cada segundo...
es tu vida en añoranza, persiguiendo un futuro, que quizás no se de,
por eso, vive sin más, amando y amándote, todo, vendrá en añadidura.
Confía.
Confiemos.
Montse Cobas.
Indomables hasta la eternidad, con ella en unidad.
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