EN LA NOCHE.
En la noche silencios...
sabanas calientes,
y miradas internas.
Caminos solitarios que descubren.
Mudos.
Y mientras tanto cegados.
Protegidos por cubiertas de tela amoldándose al cuerpo.
Olores a verbenas que se desmenuzan por el calor que relaja.
Ventanas abiertas y en ello entra.
Silencios...
que son rotos por respirares alternos,
roncos.
La penumbra hace vaivenes a través de la niebla,
regodeándose con la luna.
Mientras tanto los amantes gozan,
suspiros y disfrazando el jadeo.
Cuerpos intrínsecos, tranquilos, descansan en el sopor de la noche.
Y así cada noche perpetua,
idéntica.
Silencios.
Noches que son invadidas por la esencia nocturna,
desprotegidos y mermados,
ojos cerrados.
Somos viajantes nocturnos dejando el cuerpo.
Haces de luces que nos llegan de mil maneras,
movimientos sensibles, imperceptibles,
cogiéndonos desprevenidos.
Es, la noche, nocturnidad que anhelamos,
necesitada después de practicas incansables.
Noche.
Oscura, silenciosa, enigmática,
que nos deja desvalidos ante cualquier azote,
sin darnos pie a estar preparados,
mientras tanto... esencias que protegen y guardan,
es la noche, es la hada, duendes de la Luz,
que alumbra sin dejarse ver,
vigila en silencio,
se va formando en el día y en el sueño...
Vigila, protege, asimila, sabe, percibe. Noche...tranquila.
Por Montse Cobas.
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