Hoy os paso la siguiente publicación, que por su importancia y humanidad, la comparto con Vosotr@s, es un buen amigo que también tiene un blog y escribe en él, se llama Francisco Espada y el lugar donde escribe mayoritariamente, Días de aplomo, abajo os dejo el enlace.Ser conscientes, ser comprensivos, es importante, una de las bases para conseguir una sociedad por la gran mayoría anhelada.Nadie, pero nadie, esta exento de nada.Montse Cobas.
07 marzo 2013
DIFERENTES, PERO IGUALES
¿Eres de los que pasan por las calles y no ves callejeros, homeless, les llaman algunos? Tengo dudas si cuando se internacionalizan los problemas éstos adelgazan o se agudizan. Para algunos son personas que no quieren vivir bajo disciplina alguna, que lo han perdido todo o nunca tuvieron nada; los especialistas hablan de excluidos sociales, personas que perdieron sus hábitos y su personalidad. La inmensa mayoría, hombres; también un cierto porcentaje mujeres, pero casi todos ellos con una demencia o enfermedad crónica que les incapacita. Llegaron a la calle porque eran dementes o la calle les fue corroyendo el seso hasta hacérselos puré desabrido: uno nunca puede estar seguro de dónde se inician los ciclos cuando éstos se repiten una y otra vez.
Son como los cangilones de una noria: a veces rebosan y otras están secos; pero siempre, siempre, siempre esperan, se derraman y esperan —a pesar de la desconfianza a la que les hemos acostumbrado— un gesto, una mirada que les ratifique y les haga visibles a la sociedad. No tienen un techo, antes les falta un trozo de pan que un cartón de vino peleón; pero como se abrigan con cartones bajo el firmamento, el combustible que les haga entrar en calor es lo más imprescindible.
Por lo general, no se fían de las personas y tienen experiencias bien negativas como para no hacerlo y callos de desprecios de tanto ignorarlos; pero casi todos comparten lo poco que son y lo poco que tienen con un chucho o un gato tan desprotegido como ellos mismos. Se tienen el uno al otro; ninguno tiene pedigrí ni falta que les hace. Ellos, por lo común, ni carné ni tarjeta sanitaria. Y es que en el ir y el venir entre la marea humana que pasa y ni se percata de ellos, pierden a diario sus más íntimas pertenencias y tienen que volver a buscar cartones antes de que vuelva a caer la noche. Sólo el animal de compañía le es fiel y le da el cariño que no encuentra en una sociedad que vive de prisa y camina de espaldas. Hacia la masa humana tienen una mirada perdida, pero en los ojos de su animal de compañía encuentran el espejo donde mirarse y el calor de todo aquello de lo que carecen. No son como tú o como yo, son diferentes; pero son iguales.
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Besos y un abrazo,