ACOSTUMBRARNOS A LA SOLEDAD.
Estar en soledad, acostumbrarnos, disfrutar de ella, ver su cometido, nos permite conocernos, explorar nuestro espacio, descubrir nuestras facetas, muchas veces desconocidas por nosotros y que son las que nos permite llevar una vida más relajada y feliz.
Acostumbrarnos, ya que tenemos que tener en cuenta que no siempre estaremos acompañados, todos tenemos nuestra vida y el poder de decidir con quien queremos estar, somos libres.
El sentirse obligado a estar con alguien, ata, es la cadena más fuerte que destruye la más armoniosa de las relaciones y es la soledad más dolorosa.
Todos llegamos por un cometido y nos vamos por otro. Hoy estamos y al rato no. De ahí aprender a que no nos asuste el hecho de estar en soledad. Nos permite entrar y conocer el estado de quietud, tan necesario para nuestro espíritu.
Soledad que no es tal si aprendemos a convivir con nosotros mismos y disfrutar-nos, haciendo lo que hemos averiguado nos gusta hacer. O simplemente escucharnos, nuestro gran espacio, nuestro interno, nuestro yo y sentir la placidez de la vida aún estando "solos".
El sentirse obligado a estar con alguien, ata, es la cadena más fuerte que destruye la más armoniosa de las relaciones y es la soledad más dolorosa.
Todos llegamos por un cometido y nos vamos por otro. Hoy estamos y al rato no. De ahí aprender a que no nos asuste el hecho de estar en soledad. Nos permite entrar y conocer el estado de quietud, tan necesario para nuestro espíritu.
Soledad que no es tal si aprendemos a convivir con nosotros mismos y disfrutar-nos, haciendo lo que hemos averiguado nos gusta hacer. O simplemente escucharnos, nuestro gran espacio, nuestro interno, nuestro yo y sentir la placidez de la vida aún estando "solos".
Montse Cobas.
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