Dibujo realizado por Montse Cobas.
ENCONTRAR EL CAMINO.
Ayer tuve un día diferente entre médicos y la celebración estupenda del cumpleaños de mi hija, lo tuve a tope.
Después de comer con mis hijos y yerno, tenía visita con el osteopata por varios problemas de espalda y por consiguiente, diferentes molestias musculares. Con la intención de una posible mejora de calidad de vida y corporal.
Tenía hora a las 6 de la tarde, me mantuve tranquila y relajada hasta que me llamasen.
La gente estaba un poco molesta. La espera que llevaban desde la hora de visita era demasiada larga.
A mi lado estaba una chiquita que se mantenía paciente. Cuando dos madres y una mujer mayor comenzaron a recriminar el rato de espera, ella y yo entablamos conversación. Fue cuando me dí cuenta que la joven era demasiado permisiva, tenia visita a las 3,30 horas y en el momento que comenzamos a hablar eran las 7,20h, fue entonces cuando le comente que se dirigiera a la administrativa del lugar y preguntara, pues no era muy normal,
-¡cuatro horas esperando!
Sopesando el consejo se dirigió a la administrativa del lugar. Después de ella lo hice yo y a ambas nos contestaron lo mismo, iban con retraso.
Nos sentamos y seguimos hablando de diversos temas.
Al cabo de un rato deje de mirarla y dirigí la mirada hacia el acumulo de asientos donde estaban sentados los demás pacientes, fue cuando me dí cuenta, de que todos habían entrado, estábamos nosotras solas junto unos padres con su hijo que estaban esperando la entrega de unas plantillas y una mujer que estaba esperando para lo mismo.
Sorprendida, ante el silencio y la falta de gente, le dije que volviera a preguntar, ya no era normal tanta espera. La joven tenía las primeras visitas y eran más de las ocho de la noche.
Se dirigió a la administrativa y esta sorprendida que aún no la hubieran llamado se fue hacia las consultas. Cuando volvió lo hizo molesta, según parece nuestros informes quedaron olvidados en dos consultas, sin tenerse en cuenta.
La llamaron enseguida y a mi también prácticamente pasado el tiempo de las visitas, así que...
Nos despedimos ambas contentas de habernos conocido, la conversación que mantuvimos fue interesante y bueno descubrimos ambas cosas de la vida de cada una. Me dejo un buen sabor emocional y creo que yo a ella, también.
Cuando salí de la consulta lo hice cerca de las nueve de la noche.
Me dirigí al ascensor y a la puerta de salida, todo estaba totalmente vació. Cual fue mi sorpresa cuando vi que las puertas estaban cerradas. Observe si había alguien para preguntar, pero solo vi a una estudiante hablando por teléfono, diciéndome que ya habían cerrado y que debía buscar otra salida, no estaba muy puesta por ayudar, así que decidí buscar yo sola por donde salir.
Me dirigí a unas escaleras, subiendo por ellas. Sabia por otra vez que había más salidas.
El lugar es como un laberinto, es una universidad que tiene consultas de médicos especialistas haciendo prácticas con los alumnos. Todo estaba cerrado y no había nadie en el lugar, seguí por unos pasillos guiándome por mi intuición, llegue hasta unos ascensores que no sabía donde me llevarían así que observe el entorno y apreté el botón de llamada del ascensor para que bajase. Enseguida se abrió, entre, pique a la planta primera, encontrándome más de lo mismo, así que me fuí a la cero. Allí estaba un vigilante y una compañera. Le dije lo sucedido, alegando que las puertas se cierran a las 8,30horas. Yo les dije que muy bien pero que tenían que cerciorarse que no hubieran pacientes dentro, ellos me dijeron que la administrativa con la que hable anteriormente, había comunicado que no quedaba nadie, me los mire y no dije nada, pues sabía que no merecía la pena.
Yo salí a las nueve menos diez, y no tarde más de cinco minutos en salir, pues gracias a Dios fui directa a la otra salida.
Les comente que yo soy tranquila y ante la situación me mantuve relajada, pero que eso le pasa a otra persona y quizás tendría que echar mano del móvil si lo tuviera y si funcionase por lo de la cobertura y se hubiera puesto de los nervios.
El guardia con una leve sonrisa me contesto -Te hubiéramos dado la cena y luego a dormir enfrente.
En principio no lo entendí pues solo hay universidad y alguna consulta en el lugar. Lo hice cuando salí. Que me di cuenta que detrás de esta hay un gran hotel.
Después de esto me fui a buscar un bar para comprar una botella de agua, estaba sedienta y me dirigí hacia mi casa a preparar la cena.
A lo largo de mis últimos años se han sucedido una serie de circunstancias y actos que no se logran entender, con intención o sin intención, algunos es difícil creer que fueran circunstanciales. Lo pase realmente muy mal pues estaba en una situación emocional muy mala por situaciones nada agradables pasadas en mi matrimonio y en mi separación. Lo cual hicieron agravar totalmente la situación de mi persona e incluso de mi vida.
Hoy, cuando miro atrás, en su momento no lo entendí, aún ahora no lo entiendo, es incomprensible, pero si sé que no me preocupa, pues he podido observar, que pueden intentar dañarnos de múltiples formas con o sin intención, pero todo vuelve al lugar donde tiene que estar. Y yo gracias a Dios he recobrado mi vida, sigo luchando y mucho, por avanzar pues no es fácil, no se porque, pero para mi no lo ha sido ni lo es pero sigo. He aprendido de todos los trabajos en los que he estado, de todas las personas que he conocido, de las que se han cruzado en mi camino, he sentido, me ha dolido, he sabido y sé que estoy aquí por un motivo igual que tu, y que pase lo que pase todo estará bien, porque es nuestro cometido y a lo que estamos expuestos y nuestro fin, y lo acepto, porque cuando me vaya, que me iré, lo haré si sigo como hoy en mis actitudes y formas, tranquila y en Paz. Sabiendo todavía mucho más de lo que sé hoy y probablemente sabré porque estoy aquí y ahora y la función que se me tiene encomendada.
Y que Todos, Todos, aprendemos y si no lo hacemos malo, pues no nos moveremos en la dirección adecuada, permaneciendo muchas veces estancados, con todo lo que ello conlleva.
Un abrazo amigos y compañeros, y hasta muy pronto.
Comentarios
vaya relato, suele pasar y como aprendizaje es maravilloso, la vida nos pone lecciones para aprender o afirmar nuestras lecciones aprendidas, y si ademas agregamos que en los hospitales cuando vamos a consulta nuestra paciencia debe ser grande.
me gusto tu relato para un libro, ¿te animas a escribirlo?
recibe un fuerte abrazo
Gracias por tu opinión, de las experiencias siempre se aprende y + cuando se repiten, pues la lección esta aprendida y tienes otras oportunidades.
Un abrazo compañera.